ESPAÑOL

ANÁLISIS LITERARIO DEL LIBRO:  PLATERO Y YO
AUTOR: Juan Ramón Jiménez


EDITORIAL: Atenea Ltda

GÉNERO:     Lírico

ESPECIE:     Prosa poética

IDEA PRINCIPAL DE LA OBRA: Platero es un burrillo muy pequeño, peludo y suave Juan Ramón narra la historia de la relación que lleva con su burro y como este pequeño amigo lo ayuda a recuperar su confianza en el mundo.

ESTRUCTURA: Está formado, en la versión completa, por .138 -estampas cuyo conjunto gira alrededor de la figura de Platero, un borriquito compañero del poeta durante su larga permanencia en Moguer, pueblo andaluz donde nació.

Todas las páginas, plenas de poesía y colorido. En esencia, la obra refiere pequeñas andanzas y anécdotas de Platero, confundidas con las propias del autor. Cada párrafo, cada línea, fascina con su belleza y ternura.


RESUMEN:

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña.

  • Cabalgando en la blandura gris de Platero o simplemente en su compañía, el autor recorre el pueblo, evoca algunos sucesos o platica familiarmente con el burrito:
  •  "No, Platero, no. Vente tú conmigo. Yo te enseñaré las flores y las estrellas. Y no se reirán de ti como de un niño torpón", dice en La miga.
  •  "Platero trota, entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos", consigna en Escalofrío.
  •   "Ahí tienes ya la golondrina, Platero, negrita y vivaracha, en su nido gris del cuadro de la Virgen de Montemayor, nido respetado siempre", en Golondrinas.
  • "Cuando al mediodía voy a ver a Platero, un transparente rayo del sol de las doce enciende un gran lunar de oro en la plata blanda de su lomo. Bajo su barriga, por el oscuro suelo, vagamente verde, que todo lo contagia de esmeralda, el techo viejo llueve claras monedas de fuego", poetiza en La cuadra.
Y así durante toda la obra, el autor habla con platero como si fuera una persona y le entendiera.

Al relatar sus frecuentes paseos, aparece recreada toda la vida del pueblo: los niños mendigos, el loco del lugar, el niño tonto, la casa de enfrente, el loro, el cura don José, el perro sarnoso, la novia, los gitanos, las tres viejas, la flor del camino, el pozo, los gallos, los gorriones, el arroyo, los toros, el canto del grillo, la vendimia, el vergel, la tormenta, la luna, el pastor, la colina, la tortuga, el cementerio viejo, el castillo, la fuente, la yegua blanca, el molino de viento, la torre...

Las descripciones tienen todo un toque altamente poético, y la atmósfera a menudo es melancólica, de una suave tristeza o de una exquisita espiritualidad.

Al final del libro aparecen los momentos de angustia por la muerte repentina de Platero: "La barriguilla de algodón se le había hinchado como el mundo, y sus patas, rígidas y descoloridas, se elevaban al cielo. Parecía su pelo rizoso a ese pelo de estopa apolillada de las muñecas viejas, que se cae, al pasarle la mano, en una polvorienta tristeza."

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